PASO 1

Adobaremos la noche anterior las costillas. Ponemos en un bol las costillas, pimentón, sal, orégano y aceite. Untamos todas las costillas bien, tapamos con un papel film y las metemos en la nevera hasta que las vayamos a cocinar.

PASO 2

Ponemos las costillas en una sartén, las ponemos ¾ de un vaso de agua y a fuego medio las vamos a dejar, primero se absorberá el agua y se irán dorando con su propia grasa.

Cuando las tengamos doradas las reservamos.

PASO 3

Cortamos las patatas en cachelos y las añadimos a la cubeta.

PASO 4

Partimos también una zanahoria en rodajas y las añadimos.

PASO 5

Hacemos un sofrito con cebolla, ajo, zanahoria y calabaza, y lo ponemos a fuego medio bajo con un poquito de sal y un poquito de comino molido durante 10 minutos.

PASO 6

Añadimos el azafrán y lo dejamos que se tueste unos 30 segundos, incorporamos un tomate rallado y una cucharada de concentrado de tomate y lo dejamos cocinar 5 minutos, añadimos una cucharada de harina y la cocinamos un minuto más, le añadimos el vino blanco y lo dejamos hasta que se evapore el alcohol.

PASO 7

Pasamos la mezcla por la batidora, lo incorporamos a la cubeta, cubrimos de agua, agregamos la sal y removemos.

PASO 8

Partimos por la mitad los champiñones y los doramos en un sartén con un pelín de aceite. Lo incorporamos a la cubeta.

PASO 9

Incorporamos las costillas que teníamos reservadas.

Programamos tres horas a fuego fuerte. Si no lo estáis haciendo en olla de cocción lenta, ponéis a cocer las costillas una hora a fuego medio bajo y después incorporáis las patatas que tardarán en cocerse más o menos media hora, así las costillas quedarán más tiernas.